viernes, 19 de octubre de 2007

Visión actual sobre las Adicciones


Actualmente, resulta necesario comprender el fenómeno de las adicciones bajo tres aspectos.

Multicausalidad de las adicciones

En primer lugar, se trata de una problemática multicausal. Es decir, no existe una sola causa, sino varias: políticas, sociales, culturales, económicas, psicológicas, sanitarias, epidemiológicas.

En este sentido, no puede atribuirse como un problema que afecta a determinados individuos: es un fenómeno que atraviesa todas las capas sociales, y puede involucrar a personas de diversa edad, en diferentes circunstancias de vida.
Plantearse las adicciones como problemática significa alejarse de las ideas propuestas por el paradigma tradicional, en donde el objeto “Droga” es entendido como la causa del padecimiento del individuo.
En otras palabras, implica dejar de lado el objeto “droga” como causa principal de las adicciones – lo que llamamos “fetichismo de la sustancia” -, para comenzar a pensar en el “sujeto”: las personas y su trama de relaciones sociales, políticas, culturales, económicas, etc.
Desde el Plan Provincial de Adicciones, consideramos a las adicciones como una de las nuevas formas del malestar en nuestra cultura: un modo particular de acercarse a un objeto en busca de alguna satisfacción, el cual adquiere el valor de posicionarse como la única posibilidad de conseguir lo que se necesita.
Es necesario aclarar que se trata de un “objeto” que puede variar.
Por eso, ya no pueden pensarse las adicciones como un problema referido solamente al consumo drogas.
También se puede ser adicto al trabajo, al juego, al deporte, a la comida, a la tecnología.

Adicciones y Postmodernidad

En segundo lugar, las adicciones constituyen un fenómeno que debe ser analizado en el contexto de la Sociedad Posmoderna.
La Posmodernidad es un período histórico cuyos valores condicionan la significación social de las adicciones. Esta época se caracteriza por:

- El individualismo competitivo y el desencanto respecto de las relaciones afectivas y políticas.
- El fin de las utopías de la modernidad.
- El auge de las verdades relativas; la necesidad de vivir en lo inmediato y presente.
- El predominio de la estética en la imagen.
- La seducción de lo “light” frente a los criterios de disciplina y rigor, en todas las disciplinas.
- La diversidad de puntos de vista, donde la TV parece ofrecer varias posibilidades de perspectiva.


La lógica postmoderna impone el consumo masivo e indiscriminado como única forma de inclusión social. A diferencia de los años 60’ y 70’, el sujeto que consume sustancias no puede ser considerado como contestatario social: actualmente, el usuario de drogas constituye el símbolo de la hiperadaptación.
Adicciones y Consumo

En tercer lugar, es una problemática que se evidencia bajo los valores que ofrece la Cultura de Consumo.
Nuestra cotidianidad transcurre entre distintas formas de consumo de objetos que el mercado ofrece como promesas de satisfacción a las necesidades de cada uno.
“Consumo” significa “emplear a algo o a alguien” para abastecer el propio funcionamiento”, pero también significa “agotar el objeto”.
Ocurre una paradoja: la realidad presiona fuertemente a los individuos, alentándolos para alcanzar metas exististas, pero no les provee las herramientas necesarias para poder lograrlas.
La “Cultura del Consumo”, basada en el goce perpetuo, sostiene que toda necesidad puede ser aliviada en el menor tiempo posible, sin realizar un gran esfuerzo.
Esto demanda de las personas permanentes esfuerzos de reacomodación y sobre- adaptación. Y también produce determinadas consecuencias en lo social: falta de proyectos colectivos, descreimiento y apatía respecto del futuro, exaltación del individualismo.


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